Desde que a finales de 2010 la Asociación de Ciudades del Vino (ACEVIN), certificó la Ruta del Vino de Ribera del Duero, el Enoturismo de Ribera del Duero ha ido creciendo exponencialmente durante estos 6 años.
La certificación como Ruta del Vino fue uno de los pasos definitivos para impulsar el crecimiento del turismo de una de las regiones vitivinícolas más prestigiosas del país.
El vino de Ribera del Duero es el segundo más vendido, después del de Rioja. Esto es debido a que mantenemos la calidad en nuestros vinos. Todo ello teniendo en cuenta el cambio que se ha llevado a cabo en la elaboración de nuestros vinos. Actualmente, el consumidor quiere vinos más afrutados, dejando de lado esos vinos maderizados y viendo una clara modernización en los últimos 30 años, desde que en el año 1982 se creó el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero.
De un tiempo a esta parte hemos visto como los vinos jóvenes roble cobraban auge frente a los vinos crianza o reserva, sobre todo por su relación calidad- precio. Vinos más asequibles para todos los bolsillos, teniendo en cuenta, que en otras denominaciones para poder elaborar un vino crianza, el tiempo mínimo en barrica, exigido por su Consejo Regulador, es de 6 meses de barrica, frente a los 12 meses, como mínimo, exigidos en Ribera del Duero. Este hecho hacía muy difícil que nuestros crianzas compitiesen con los suyos, hablando de precio, principalmente.
La idea de crear estos jóvenes roble , vinos a medio camino entre los jóvenes y los crianza, hizo que se pudiese llegar a un público más amplio y poder dinamizar las ventas en un periodo en el que la crisis nos sacudía con fuerza.
La revolución vinícola de la Ribera del Duero, no ha sido únicamente gracias a su modernización y cambio en la elaboración, sino que ha ido de la mano de una nueva tendencia, cada día más en auge: El Enoturismo en la Ribera del Duero. Que las bodegas hayan abierto sus puertas, haciendo visitas a sus bodegas, realizando catas de vinos Ribera del Duero, explicando la forma de elaboración de sus vinos, enseñando sus viñedos… Todo esto ha acercado el producto al consumidor final de una forma asombrosa.
Esta apuesta del Enoturismo Ribera del Duero, ha incrementado las visitas a la comarca, consiguiendo que se hayan rehabilitado antiguos monasterios y se hayan convertido en hotel y balneario, como es el ejemplo del Monasterio de Valbuena. La construcción de bodegas vanguardistas, claro ejemplo de bodegas Portia, construida por el famoso arquitecto Norman Foster. Un cambio en las visitas, haciendo que el cliente final sea partícipe y conozca los vinos de una forma cercana, dejando de lado los tecnicismos que sólo el enólogo entiende, incluyendo visitas a los viñedos, mostrando la materia prima, fundamental para que nuestros vinos sean de calidad.
La creación de escapadas en la Ribera del Duero, que el cliente pueda pasar un fin de semana realizando actividades en torno al vino: Visitando las bodegas subterráneas de Aranda de Duero, conociendo pueblos con encanto como Roa de Duero o Peñafiel, realizando catas de vinos Ribera del Duero…
En definitiva, el Enoturismo en Ribera del Duero, ha hecho que muchas bodegas abran sus puertas al turista y le den a conocer sus vinos. Consiguiendo desestacionalizar el turismo y que el Enoturismo sea un motor para la economía en Ribera del Duero y no únicamente una forma de vender el vino.
Visita bodegas Ribera del Duero. Ven y Ribiertete